El riesgo de afectación humana ahora mismo es moderado, ya que el caballo no transmite la enfermedad a personas ni actúa como reservorio de ésta, por lo que debemos mantener la calma sin alarmarnos, aunque implica iniciar un protocolo de vigilancia, actuación e información encaminado a detectar la presencia de larvas y mosquitos causantes de la transmisión de la enfermedad.
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